Rafael
Lucio Gil *
12 Marzo
2015
En el
primer artículo del tema, aludíamos en general a factores complejos que
influyen en esta problemática. En el segundo, abordamos factores internos al
subsistema de la educación básica y media. Este escrito se refiere a un solo
factor englobador: la cultura hegemónica existente que irradia a todos los
actores involucrados.
La
cultura hegemónica existente se construye en la historia del conocimiento
matemático, sumado al producto de la interacción sociocultural, produciendo
representaciones mentales y sociales en los actores sobre las matemáticas. Se
trata de un factor de naturaleza simbólica, implícito, y del que no se habla,
dando por entendido que se trata de la cultura naturalizada, la que ha
permeado a todas las instancias y actores.
Esta
perspectiva simbólica, desde una filosofía tradicional positivista de la
matemática, ha permeado la cultura dominante, percibiendo el conocimiento
matemático como autosuficiente, superior a cualquier otro conocimiento,
poderoso, construido por grandes sabios matemáticos, siempre verdadero, sin
contextura científica social, estático, elaborado por científicos míticos, de
naturaleza terminal y privativo de mentes privilegiadas.
Por el
contrario, desde la nueva filosofía de la ciencia del giro cognitivo, con su
clara influencia en la didáctica moderna de las matemáticas, se interpreta este
conocimiento desde una perspectiva de construcción social compartida, sujeto a
errores y por tanto, en evolución constante, elaborado por científicos
matemáticos sujetos a errores, pero con capacidad crítica para superarlos, etc.
Desde
esta variedad de perspectivas más o menos cercanas a los dos extremos
descritos, se ubican, de forma inconsciente, posicionamientos personales,
institucionales y sociales frente a las matemáticas. Fluyen en ellas actitudes
de autosuficiencia y superioridad insertadas con fuerza en instituciones
educativas, posesionándose de ellas muy fielmente la mayoría de docentes que la
imparten en escuelas y universidades. Su instalación como cultura matemática
hegemónica se traduce, también, en los hábitos de técnicos y funcionarios que
diseñan y controlan el currículum.
La
investigación en didáctica moderna de las matemáticas alude a estos posicionamientos
inconscientes, plenos de mitos, creencias y representaciones sociales y
mentales profundamente arraigadas, que acaban alejando a los estudiantes de la
matemática. Estas son sumamente difíciles de cambiar, amenazan constantemente
cualquier interés de cambio y ayuda del docente hacia sus estudiantes
para que superen los obstáculos epistemológicos en su aprendizaje, mismos que
en la historia también sufrieron los grandes matemáticos.
Los
docentes se aferran a una perspectiva de enseñanza orientada a los más
inteligentes, negándose a comprender las dificultades de la mayoría. Así
generan el síndrome de "la incapacidad aprendida”, cuando los estudiantes,
acaban asumiendo que son incapaces de aprender matemática, tras la insistencia
docente en su incapacidad.
Fluyen
así, en el clima cultural, social y escolar, visiones de las matemáticas nada
sanas: la matemática como simple caja de herramientas para otras ciencias,
matemáticas como cuerpo estático y unificado de conocimientos que basta con
imponerlo y no concertarlo; una visión instrumentalista que solo se enseña
mediante reglas y algoritmos; una actitud elitista centrada solo en los más
inteligentes, etc.
Tales
visiones sirven de antídoto al aprendizaje significativo de las matemáticas,
siendo divulgadas eficazmente por quienes la enseñan. Tal currículum oculto
transmitido por el modelaje de actitudes negativas de sus docentes, es el mejor
detonante del desaliento, desmotivación, mecanización e impotencia del
alumnado.
Esto se
irradia a los padres de familia, quienes de antemano alimentan más prejuicios
aportando nuevas tensiones al aprendizaje de sus hijos, a la vez que muchos de
ellos son presas de la “incapacidad aprendida” en su educación.
Por su
lado, los profesores que preparan y aplican estas pruebas en las universidades,
acuerpan también esta cultura hegemónica perniciosa, preparando las pruebas, ya
no desde la técnica didáctica pertinente (tabla de especificaciones de
evaluación) seleccionando ítems relativos a los objetivos generales a evaluar,
sino escogiendo un conjunto de ejercicios y problemas no representativos de
tales objetivos, guiados más por una perspectiva inequitativa, selectivista y
elitista, predeterminada más por la cantidad de cupos disponibles que por los
estándares de los rendimientos propiamente dichos.
*Director IDEUCA.
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