viernes, 20 de marzo de 2015

El desarrollo científico no se improvisa



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Rafael Lucio Gil IDEUCA | Opinión



La ciencia demanda tiempo, esfuerzo y dedicación. Su desarrollo supone un complejo de componentes educativos, económicos, culturales y organizativos. No se improvisa ni puede desarrollarse en poco tiempo, sin mirada estratégica.
El desarrollo del país no solo ha de ser económico, ni en respuesta a exigencias ni modelos externos. Ante todo, para lograr desarrollo de la ciencia en el país, no debe perderse de vista que requiere como condición imprescindible el desarrollo humano, de las personas, como principal activo de la nación.
Siendo así, la educación, tanto desde una mirada de “economía del conocimiento”, como de su punto focal --el desarrollo integral de las personas--, representa el nicho ecológico por excelencia, para que el gusto por la ciencia y su investigación logre sembrarse con las semillas del interés por la ciencia desde el preescolar y la educación primaria; avanzando en la secundaria hacia modelos cada vez más amplios y comprometidos en este proceso de toma de conciencia y desarrollo de capacidades especiales, sin las que este desarrollo científico carecería de sustancia y fundamento básico.
Estas y otras razones inspiran a la Academia de Ciencias de Nicaragua, ACN, trabajando en red a través del organismo que articula y fortalece a todas las Academias de Ciencias de Latinoamérica, IANAS, para focalizar una de sus prioridades hacia el desarrollo de un nuevo modelo de enseñanza de las ciencias, Enseñanza de las Ciencias como Indagación (ECBI). Las Academias de Ciencias de los países, coordinados con los ministerios de Educación en la mayoría de los casos, desarrollan iniciativas para preparar a docentes interesados en aplicar esta metodología innovadora.
Este modelo se inspira y retoma, de forma sencilla y práctica, los métodos que utilizan los científicos, para formar en las aulas "pequeñas comunidades científicas", que ponen en acción estrategias de indagación sencillas, progresivas, integrales y motivadoras. Los estudiantes, desde muy pequeños, despliegan su creatividad, iniciativas, inventiva y originalidad, utilizando cuestionamientos problematizadores y formulación de hipótesis sencillas, que de forma progresiva y empleando diversidad de experimentos y documentación científica de consulta, logran contrastar y demostrar.
A la par que desarrollan capacidades científicas, también movilizan capacidades lingüísticas, valores de cooperación y apoyo mutuo en el aprendizaje, desmitificando los procesos científicos, convirtiéndolos en mecanismos de discusión, generación de conflictos cognitivos y desarrollo progresivo del interés por investigar y descubrir los secretos de la ciencia.
Ya la Academia de Ciencias de Nicaragua viene avanzando en esta dirección, a partir del lanzamiento de este modelo de enseñanza, en el mes de noviembre 2013, con el Encuentro Nacional de ECBI, en el que participaron 82 maestros de varias zonas del país. El interés que tiene Unicef en este modelo, hace que la ACN inicie próximamente en escuelas de Bluefields, la preparación de un grupo de docentes comprometidos en replicar y asesorar su aplicación.
También recientemente, el Ministerio de Educación, el Conicyt y la ACN han aunado esfuerzos para preparar a docentes de secundaria. La realización reciente de un taller con más de 80 docentes del país, en el que la ACN logró compartir la metodología de indagación para mejorar la calidad de estos trabajos, representa también un primer paso hacia la transformación de los modelos de enseñanza de las ciencias.
Solo un trabajo concertado en el que participen socios especializados posibilitará emprender nuevas rutas de desarrollo científico. Pretender el desarrollo humano sino enfatizar la educación científica, sería edificar castillos en arena. Construyamos sobre bases firmes. Basta comprometerse con una educación científica diferente.
 13 de junio 2014


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