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Rafael Lucio Gil IDEUCA | Opinión
La
ciencia demanda tiempo, esfuerzo y dedicación. Su desarrollo supone un complejo
de componentes educativos, económicos, culturales y organizativos. No se
improvisa ni puede desarrollarse en poco tiempo, sin mirada estratégica.
El
desarrollo del país no solo ha de ser económico, ni en respuesta a exigencias
ni modelos externos. Ante todo, para lograr desarrollo de la ciencia en el
país, no debe perderse de vista que requiere como condición imprescindible el
desarrollo humano, de las personas, como principal activo de la nación.
Siendo
así, la educación, tanto desde una mirada de “economía del conocimiento”, como
de su punto focal --el desarrollo integral de las personas--, representa el
nicho ecológico por excelencia, para que el gusto por la ciencia y su
investigación logre sembrarse con las semillas del interés por la ciencia desde
el preescolar y la educación primaria; avanzando en la secundaria hacia modelos
cada vez más amplios y comprometidos en este proceso de toma de conciencia y
desarrollo de capacidades especiales, sin las que este desarrollo científico
carecería de sustancia y fundamento básico.
Estas
y otras razones inspiran a la Academia de Ciencias de Nicaragua, ACN,
trabajando en red a través del organismo que articula y fortalece a todas las
Academias de Ciencias de Latinoamérica, IANAS, para focalizar una de sus
prioridades hacia el desarrollo de un nuevo modelo de enseñanza de las
ciencias, Enseñanza de las Ciencias como Indagación (ECBI). Las Academias de
Ciencias de los países, coordinados con los ministerios de Educación en la
mayoría de los casos, desarrollan iniciativas para preparar a docentes
interesados en aplicar esta metodología innovadora.
Este
modelo se inspira y retoma, de forma sencilla y práctica, los métodos que
utilizan los científicos, para formar en las aulas "pequeñas comunidades
científicas", que ponen en acción estrategias de indagación sencillas,
progresivas, integrales y motivadoras. Los estudiantes, desde muy pequeños,
despliegan su creatividad, iniciativas, inventiva y originalidad, utilizando
cuestionamientos problematizadores y formulación de hipótesis sencillas, que de
forma progresiva y empleando diversidad de experimentos y documentación
científica de consulta, logran contrastar y demostrar.
A
la par que desarrollan capacidades científicas, también movilizan capacidades
lingüísticas, valores de cooperación y apoyo mutuo en el aprendizaje,
desmitificando los procesos científicos, convirtiéndolos en mecanismos de
discusión, generación de conflictos cognitivos y desarrollo progresivo del
interés por investigar y descubrir los secretos de la ciencia.
Ya
la Academia de Ciencias de Nicaragua viene avanzando en esta dirección, a
partir del lanzamiento de este modelo de enseñanza, en el mes de noviembre
2013, con el Encuentro Nacional de ECBI, en el que participaron 82 maestros de
varias zonas del país. El interés que tiene Unicef en este modelo, hace que la
ACN inicie próximamente en escuelas de Bluefields, la preparación de un grupo
de docentes comprometidos en replicar y asesorar su aplicación.
También
recientemente, el Ministerio de Educación, el Conicyt y la ACN han aunado
esfuerzos para preparar a docentes de secundaria. La realización reciente de un
taller con más de 80 docentes del país, en el que la ACN logró compartir la
metodología de indagación para mejorar la calidad de estos trabajos, representa
también un primer paso hacia la transformación de los modelos de enseñanza de
las ciencias.
Solo
un trabajo concertado en el que participen socios especializados posibilitará
emprender nuevas rutas de desarrollo científico. Pretender el desarrollo humano
sino enfatizar la educación científica, sería edificar castillos en arena.
Construyamos sobre bases firmes. Basta comprometerse con una educación
científica diferente.
13
de junio 2014
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