viernes, 20 de marzo de 2015

Claros y oscuros del uso de la tecnología en educación



El Nuevo Diario
Rafael Lucio Gil IDEUCA | Opinión
A la educación, en estas últimas décadas en que la tecnología ha tenido un desarrollo exponencial, se le presentan grandes oportunidades para potenciar, como nunca, la calidad de la enseñanza y del aprendizaje. Este desarrollo vertiginoso de la tecnología ha alentado una revolución que prometió ser cognitiva, pero que no ha pasado de ser más que una revolución informática.
Estas promesas, en Nicaragua, aún quedan vedadas a la mayor parte de centros educativos, a pesar de los esfuerzos que las instituciones educativas realizan. Además, los centros privados, subvencionados y públicos que gozan de este beneficio potencian escasamente capacidades en el personal docente, para que utilicen la tecnología como medio potente para mejorar la calidad de la enseñanza, asumiendo que los estudiantes, al utilizarla en solitario, mejorarán su aprendizaje. El imaginario colectivo ha construido el mito, haciendo creer que la tecnología, por sí misma, todo lo puede.
Como consecuencia de ello, el país se encuentra frente a fenómenos que ameritan ser estudiados a fondo, so pretexto de someternos a un doble fracaso: por una parte, el de quienes ni siquiera pueden acceder a este recurso, y por otra, que quienes acceden, lo hagan de forma insuficiente o inadecuada, quedando sometidos a serios perjuicios en su aprendizaje e, incluso, en su salud moral, psicológica y física.
Es habitual que docentes soliciten a sus estudiantes "investigar en internet", limitándose a recibir reportes en los que literalmente han copiado cortando y pegando, sin generar en absoluto ningún procesamiento de la información, analizando, sintetizando, criticando y superando lo que otros autores han escrito. Este quietismo, pereza y secuestro descarado e ilegal de ideas nos indica que el estudiantado prefiere la comodidad de lo dado, sin ni siquiera atreverse a analizar y añadir algo propio a estos documentos.
Al final, se alimenta la pereza mental, anulando poco a poco la capacidad de aportar algo propio, un valor agregado a la información. Así es como se alimenta, no al “homo sapiens”, sino al “homo videns”, que solo responde a imágenes y no a ideas. Creo necesario que padres de familia, docentes, funcionarios educativos e incluso jóvenes conscientes, todos juntos, hagamos un frente común para derribar el mito y construir un imaginario tecnológico realmente educativo.
Unido a lo anterior convive un fenómeno silente y subterráneo, ya naturalizado por parte de los padres de familia, directores y docentes. Los estudiantes necesitan aprender a ser conscientes de la ecología de sus acciones con la tecnología, en tanto fácilmente se desvían de sus fines.
Nicolás Negroponte, uno de los mayores expertos en comunicación digital, reconoce que este incremento de interconexiones entre los individuos hace que muchos de los valores propios del Estado-Nación dejen paso a los de las comunidades electrónicas. Estos medios nos transforman en espectadores y no en partícipes de experiencias. Bajo la imagen de una computadora personal se crea el humano masa, produciéndose a domicilio esta degradación de la individualidad y la racionalidad.
Estos electrodomésticos amables se han quitado la careta y han revelado que son los más condicionantes del pensamiento: nos dicen qué hacer y qué pensar. Asimismo, modifican radicalmente nuestro modo de pensar, transformándolo de analítico, estructurado, secuencial y referencial, en genérico, vago, lento, perezoso y global. Por ello, los estudiantes prefieren la simple explicación verbal y no el análisis de la experiencia; es claro que la fatiga de leer no logre competir con la facilidad de simplemente mirar imágenes. En consecuencia, frete al libro, la tecnología es más amable al “darnos muy poco trabajo.”
En este sentido Clifford Stoll, pionero de internet, tras treinta años de dedicación al proyecto, se ha convertido en uno de los principales críticos severos, “abogado del diablo”, llamado así por Bill Gates. Con él pensamos que la educación es algo muy distinto y mucho más serio que la alfabetización informática y la escuela, por lo que el futuro de la sociedad es demasiado importante para ser confiado a los fanáticos de las nuevas tecnologías. Quizás el principal inconveniente de la informatización en las escuelas, “es la marginación de la realidad ‘física’ a favor de la ‘virtual’, y la reducción drástica de los procesos de socialización, con las consecuencias éticas y psicológicas correspondientes”. Por su parte, el uso dependiente del celular está desarrollando síntomas como: “Intolerancia de la distancia, ilusión de omnipotencia, control paranoico, exhibicionismo, pérdida del mundo circundante y el interior, y pérdida de la libertad”.
El uso indebido de esta tecnología tan frecuente en los más jóvenes, ante la ignorancia o descuido de los padres de familia y educadores, les expone a graves amenazas como: el ‘ciberbullying’, el ‘ciberacoso’, el ‘grooming’, la pornografía infantil, la trata de personas, la pedofilia, el ‘sexting’, la ‘sextorsión’, el robo de identidad, entre otros. Lo peor de todo es que los usuarios tampoco tienen conciencia de estos peligros, ni disponen de estrategias para defenderse.
8 de agosto de 2014.

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