EL NUEVO DIARIO
Rafael Lucio Gil IDEUCA | Opinión
La
persona humana se construye a sí misma a lo largo de toda la vida, siendo la
educación, en todas sus variantes, su eje dinamizador por excelencia.
Tal
construcción no es fácil ni es operada por los demás. Por el contrario,
requiere de un esfuerzo personal sólido, gradual, en el que se debe poner en
juego la voluntad, disciplina y responsabilidad de quien aprende, siendo el
aprendizaje una responsabilidad, ante todo, personal. Nadie aprende por otro,
ni logra su desarrollo sin un esfuerzo sólido y sistemático, apalancado por su
capacidad de reflexión, análisis y demás operaciones cognitivas, el concurso de
un entorno educativo adecuado, y la interacción con otras personas de las que
podemos aprender.
Varios
factores contribuyen a que cada estudiante logre desplegar sus capacidades y
desarrolle las competencias que necesita, pero también otros factores están
interfiriendo en este esfuerzo, hasta el punto que el estudiantado piensa y
actúa, dejándose secuestrar del facilismo, la falta de esfuerzo, la anomia y
pérdida del sentido de responsabilidad personal.
En
la influencia que tienen estos factores disuasores del esfuerzo y
responsabilidad personal, reside la clave para comprender la pérdida de calidad
de la educación, aun cuando se insista en un discurso de calidad educativa. Con
facilidad se apuesta al logro de la calidad, sin poner ningún medio para que
ella se concrete. Este discurso atractivo, pero demagógico, convive con el
facilismo estudiantil y también del docente, que acaba siendo preso de la
flojera de sus estudiantes. Tal situación, incluso, llega a invadir
instituciones educativas enteras.
Este
opera, cuando el estudiantado impone conductas complacientes ante una enseñanza
pobre, demandando de directivos y docentes facilidades para aprobar sin
estudiar, sin esforzarse, sin ejercitarse, simplemente repitiendo de memoria,
mecánicamente lo enseñado. En respuesta, algunos docentes quedan presos del
miedo y el temor, la complacencia, el “quedar bien”, sin capacidad de hacer
frente e incidir en cambios motivacionales y actitudinales en sus estudiantes.
En otros casos, se trata de dirigentes educacionales que, queriendo mostrar
calidad con sus estadísticas, piden a los docentes que revisen las
calificaciones, para acabar aprobando a todos sin aprendizaje alguno.
En
contraste, si un docente se empeña en dar y demandar más y mejor enseñanza y
aprendizaje hacia sus estudiantes, le es difícil resistir y hacer valer
estándares de calidad, cuando la institución educativa carece de políticas de
calidad coherentes como soporte efectivo.
Sobran
ejemplos de esta epidemia de facilismo capaz de corroer cualquier proceso de
búsqueda de calidad en la educación. Urge que las instituciones educativas de
todos los niveles, hagan un alto en el camino para contrarrestarlo y superarlo.
Algunos ejemplos:
1)
Cuando se abren carreras en educación superior sin mayor control y seguimiento,
en situaciones y condiciones precarias, en las que el estudiantado no podrá
ejercitar sus conocimientos, otorgando títulos que desmerecen de la práctica
profesional. Si los contenidos de enseñanza de un determinado nivel acaban
siendo los de niveles precedentes, culminando el tránsito curricular sin las
competencias correspondientes, 2) Se da cuando los docentes enseñan las
temáticas de manera superficial, sin invertir el tiempo debido, ni ejercitarlos
en la práctica con sentido de utilidad. 3) Al evaluar demandando la mera
reproducción mecánica de conocimientos. 4) Cuando los estudiantes entregan o
exponen trabajos colectivos, copiando y pegando, sin que el docente exija
analizar y argumentar sus ideas, 5) Al improvisar nuevas carreras sin disponer
del equipo docente capacitado, 6) Cuando se dice tener un currículum en
competencias y, en la práctica, no se cumple con las condiciones básicas que su
desarrollo exige.
Necesitamos
como país plantearnos, con seriedad y exigencia, políticas educativas que se
desplieguen en patrones exigentes de calidad en lo que se enseña, lo que se
aprende y cómo se evalúa. Mientras no lo alcancemos, el logro de la calidad
seguirá siendo un sueño.
01
de agosto de 2014
No hay comentarios.:
Publicar un comentario