El Nuevo Diario
Rafael Lucio Gil IDEUCA | Opinión
La educación es
tarea de todos los sectores del país. Padres de familia, empresarios,
instituciones públicas y privadas, iglesias, movimientos sociales, organismos
de la sociedad civil. Es el Mined el responsable principal en este empeño por
mejorar la educación, lo que no será posible sin contar con este respaldo
social e institucional.
Son evidentes los
esfuerzos que la administración de la educación viene realizando, pero las
brechas aún existentes demandan reforzar tales avances con el concurso de
amplios sectores de la sociedad. Las brechas son diversas, unas estructurales y
otras más de tipo funcional.
En esencia, los
esfuerzos que hagamos para que los cambios y transformaciones de educación se
concreten es preciso focalizarlos en varios componentes que se deben encontrar
y reforzar mutuamente: perfilar integralmente la educación como derecho, la
lucha por el logro de la equidad más allá del acceso; pertinencia de los
currículos, mejora significativa de la eficiencia interna y externa del
sistema, y definición concertada de un modelo de calidad de la educación desde
una perspectiva holística y generalizada.
El mundo global y el
país avanzan presentándonos cada día nuevos desafíos, requerimientos y
posibilidades, que es preciso leer y escuchar con humildad, reflexionándolos
críticamente para aprovechar con inteligencia sus oportunidades.
La educación es el
ámbito interdisciplinario más propicio y exquisito para realizar un diálogo
fecundo y concreto, con mirada de país, entre las disciplinas que aportan a su
identidad compleja. En el año 2004, y hasta mediados del 2006, el Foro Nacional
de Educación reunión a centenares de personas e instituciones interesadas en
formular una propuesta de educación con perspectiva de nación. Lamentablemente,
al final del proceso sus propuestas fueron desconocidas por los tomadores de
decisiones.
Varias pistas
podrían contribuir a lograr transformar la educación, siempre partiendo de lo
hecho y de sus aprendizajes. Newton supo reconocer, con mucha clarividencia,
que sus aportes se fundaban en los pilares construidos por sus antecesores:
"Si he podido ver más alto, es porque estoy subido sobre hombros de
gigantes". A esta perspectiva debemos la riqueza del conocimiento
patrimonio de la humanidad. La lógica histórica del país parece haber sido la
contraria, lo que explica nuestra realidad.
Algunas pistas que
demandan prioridad: 1) Concertar una propuesta de modelo educativo, con amplia
participación de sectores interesados en la educación y con mirada de país,
convirtiendo a la educación en el mejor punto de encuentro de todos. En tanto
esto se logre, también los sectores sociales e institucionales se sentirán más
responsables. 2) Acompañar este proceso con investigaciones que aborden los
problemas fundamentales de la educación en la búsqueda de propuestas certeras.
A diferencia de los países que aprecian en profundidad su educación realizando
amplios procesos de investigación, nuestra historia abunda en reformas guiadas
por intuiciones o intereses.
3) Centrar el
interés en el logro efectivo de la educación como un derecho, ampliando el
acceso, y fortaleciendo la retención con políticas dirigidas a superar el
abandono y la repetición escolar, de forma particular en los tres primeros
grados. La equidad necesita ampliarse al proceso educativo mismo,
proporcionando oportunidades de aprendizajes de calidad y utilidad práctica. 4)
Actualizar los currículos tomando en cuenta el avance exponencial del
conocimiento, las urgencias del país y las nuevas sensibilidades educativas que
están aflorando. Ello demanda que el Ministerio de Educación restablezca la
Dirección de Currículum, con funciones precisas para acompañar la aplicación
del los currículos, sistematizando lecciones aprendidas y aportando a la
superación de vacíos, grietas y desfiguraciones normales que este sufre
derrotero.
Ello demanda,
también, que su aplicación práctica exija que el personal docente lo conozca y
asuma, y cuente con la formación y actualización científica y pedagógica
requeridas, y los medios y equipos didácticos que demanda su aplicación.
Atendiendo a la diversidad del país, es importante que este se flexibilice
hacia las particularidades de la realidad rural y de cada departamento,
requiriendo de diseños curriculares locales que complementen al Currículum
Básico Nacional. Ello contribuirá a que los jóvenes conozcan y se identifiquen
más con su realidad más cercana.
5) Otro pilar clave
es la profesión docente en sus componentes esenciales. Su formación inicial y
continua de calidad, el reconocimiento social y salarial que planteara el Plan
Nacional de Educación 2001-2015, contar con los medios necesarios para mejorar
su desempeño, y los procesos de evaluación que le ayuden a superarse. La
oportunidad está a la vista, en tanto la institución quiere propiciar esta
transformación.
Transformar las
Escuelas Normales en un continuum formativo con las Facultades de Educación fue
ya una propuesta construida por la Comisión del Sistema de Formación Docente
entre el 2008 y 2009, que pareciera haberse olvidado.
1 de noviembre 2014.
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