Rafael Lucio Gil
12-julio 2015
La educación, en su riqueza y
complejidad, demanda múltiples modalidades para responder a la gran diversidad
de contextos y realidades. En tanto ésta sea capaz de diversificar y
adaptarse a los contextos problemáticos
del país, logrará acceder a los olvidados del sistema.
Tanto en cuanto el país logre
activar a plenitud esta capacidad de la educación de situarse en el país que
abarca una realidad multicultural, mejor cumplirá sus objetivos de equidad y
pertinencia adaptándose a las demandas y particularidades locales.
El ámbito rural tiene para el
país gran importancia, en el entendido que los procesos de producción de
riqueza, son estratégicos para el futuro de la nación. Sin embargo, a pesar de
este enorme aporte que brinda al país esta modalidad, la brecha histórica de
descuido, rezago y desigualdad que le separa del espacio urbano es enorme,
quedando marginada de gran parte de los recursos, tecnología y políticas de
desarrollo de que dispone el país.
La educación multigrado ha sido
una estrategia de la que también los países más desarrollados se han servido en
determinadas etapas de su desarrollo. Y fue, precisamente, el haber aprovechado
y optimizado esta modalidad educativa, la que ha contribuido a este desarrollo.
Es común escuchar a personas que
consideran el multigrado como una modalidad de bajo nivel e ineficiente,
mientras otros sectores ponen toda su confianza en él, defendiéndolo a toda
costa. La realidad es que esta modalidad cuenta con un haber pedagógico muy
relevante y de gran riqueza, por las oportunidades pedagógicas que aprovecha a
través de una diversidad y riqueza de estrategias, niveles, interacciones
horizontales entre los mismos niveles y de varios niveles educativos.
En Nicaragua, esta modalidad
educativa en educación básica, albergan en una misma aula, niños y niñas de
varios niveles educativos, con un solo docente por lo general. En la realidad
rural, se dan diversas combinaciones de niveles, complejizándose cada vez más,
en tanto la cantidad de niveles se incremente. Indudablemente, el hecho de no
contar con recursos humanos y financieros para que los niños y niñas de un
mismo nivel educativo se eduquen en aulas con un solo docente, es una variable
que al nivel histórico tiene gran peso.
Obviamente, en la modalidad, al
albergar niños y niñas de distintos grados, se incrementa enormemente la
complejidad pedagógica y didáctica para el maestro o la maestra. Unido a esto
para que estos docentes logren cumplir con las exigencias de tal modalidad,
requieren de una formación especial, fuertemente arraigada en los contextos
rurales, su cultura y especificidades, como base para la comprensión e
identificación de su cultura, formas de pensar y desarrollar sus vidas.
Pero esto, si bien reviste
importancia estratégica, no basta. Maestros y maestras requieren disponer de un
menú amplio de recursos didácticos y pedagógicos, además de contar con una
formación científica importante, con el dominio de los programas de las
disciplinas que deberán enseñar, así como las competencias a desarrollar.
Esta complejidad de la modalidad,
indudablemente se debe correlacionar con la preparación que estos maestros y
maestras reciban en las Escuelas Normales, teniendo en su currículum de
formación este nivel de especialización, que va mucho más allá de recibir solo
un curso de multigrado.
Cuando se pregunta a estos
maestros y maestras cuál es la principal dificultad que sienten para conducir
un aula multigrado, afloran entre otras estas razones: sienten que tienen muy
baja preparación en atención a la diversidad, con variedad de estrategias
didácticas y en los conocimientos científicos que requieren para que tanto los
estudiantes de primer grado como los de los últimos grados, desarrollen las
capacidades requeridas; adicionalmente, se sienten poco apoyados con una
dotación de medios y recursos didácticos de enseñanza.
Es evidente que, si frente a este
grado de complejidad y diversidad, maestros y maestras no cuentan con los
recursos sociológicos, pedagógicos, psicológicos y didácticos, ni el apoyo y
acompañamiento requeridos, los resultados que se podrían observar en estas
aulas, arrojan resultados de muy baja calidad.
Algunas expresiones reales de
estos resultados se expresan así: maestros y maestras que sólo copian y repiten
conceptos que no comprenden, mientras sus estudiantes los repiten sin
entenderlos; otros se concentran en los primeros grados debido a que es para lo
que más se han preparado, mientras el resto de estudiantes de niveles
superiores están inactivos, sin actividades de aprendizaje, desaprovechando
múltiples oportunidades de activar sus niveles cognitivos. Aún podríamos
comentar otros resultados similares.
Esta realidad, en la que se
desaprovechan oportunidades de desarrollo cognitivo y científico de parte de
los estudiantes, nos debe cuestionar como país, y problematizar esta situación,
preguntándonos con mucha sinceridad y responsabilidad: ¿Cómo el país deberá
comprometerse, en conjunto con las instituciones educativas que tienen la
responsabilidad de la educación, tomar conciencia de que esta modalidad es
crucial para el país, pero que no está siendo priorizada, y aportar propuestas
y políticas para que esta modalidad logre cumplir con calidad su función social
estratégica?
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