Rafael Lucio Gil *
- 23 Agosto 2015
La
educación por excelencia no puede ser abstracta, alejada de la vida cotidiana
ni de las características y demandas del contexto.
En las
últimas décadas, la revolución tecnológica ha provocado aún mayores cambios en
este sentido, lo que nos inspira con mayor radicalidad en este derrotero de
entender la educación como un proceso que ha de estar profundamente situado en
las particularidades específicas del país, conjugadas desde la unidad en la
diversidad.
Esto es
relevante, por cuanto los aprendizajes más efectivos lo son, en la medida que
responden a las características de cada sujeto, estando situado en un contexto
específico con características y demandas que difieren de las de otros
contextos.
Paradójicamente
a esta inspiración necesaria de respeto a la diversidad de contextos, la
globalización y su revolución tecnológica aspiran, más bien, a unificar
contextos, culturas y enfoques educativos, dejando de lado especificidades y
diversidades de los países, comunidades y personas.
Pero
mientras los cambios drásticos del mundo actual son excesivamente rápidos, los
de la educación caminan sumamente lentos, lo que plantea enormes brechas entre
las demandas del desarrollo del país y sus localidades, y la capacidad de
respuesta de su educación.
Esta
intencionalidad de respetar la diversidad, ha permeado relativamente los
ámbitos simbólicos del discurso educativo y los currículos. En nuestro caso,
los currículos de los distintos niveles y modalidades educativas expresan
intencionalidades que también se refieren, aunque parcialmente, a los contextos
y sus requerimientos específicos; no obstante, por lo general lo hacen
más por responder a una moda, que por comprender esa necesidad y comprometerse
con su puesta en práctica.
Al
haberse diseñado los currículos con estas características, es obvio que ello
tiene severas consecuencias para la enseñanza, la evaluación y el aprendizaje.
Adicionalmente, cuando los maestros y maestras se forman también desde este
mismo enfoque, sin evidenciar la atención a la diversidad y situar la enseñanza
en los contextos específicos de los estudiantes, la respuesta del aprendizaje
será deficitaria, sin significado ni utilidad alguna.
Por estas
y otras razones es que, si bien es cierto el país requiere un Currículum
General, con apertura a que pueda ser situado y adaptado a las circunstancias y
demandas de cada contexto, también lo es que al nivel local se logre completar
este Currículum con un Currículum Local, en el que se patenticen las
particularidades y demandas del departamento y sus municipios.
Los
principios de la didáctica actual otorgan gran importancia, no solo al
Currículum Local sino, sobre todo, a que los contenidos de enseñanza surjan de
las necesidades y particularidades del contexto, respondiendo de manera situada
a los imperativos locales, los que, a su vez han de estar articulados con el
Currículum General del país, en el que se reflejan aquellos contenidos,
competencias y valores que nos unen como nación.
Lo dicho
demanda que los contenidos de enseñanza se expresen en actividades de
aprendizaje, y faciliten a los estudiantes estrechar vínculos entre sus saberes
previos construidos en sus interacciones con el contexto familiar y
comunitario, y los saberes de las disciplinas correspondientes.
Las
investigaciones en didáctica moderna han demostrado que, cuando estas
actividades se realizan solo transmitiendo saberes separados de los contextos y
situaciones que viven los estudiantes, en el momento que estos requieran
aplicarlos al contexto con utilidad, se sentirán totalmente imposibilitados de
transferir lo que aprendieron en un contexto académico, sin vínculos con lo
cotidiano.
Lo
anterior explica que la mayor parte de lo que aprenden los estudiantes de los
distintos niveles, desconectado del contexto cotidiano y no situado en
sus demandas y características, quede limitado a ser reproducido solo al interior
del aula para el examen, pero sin posibilidades de ser aplicado en
los contextos diarios. Esta es, quizás, la principal tragedia que imposibilita
el logro de una calidad educativa auténtica, con aprendizajes significativos y
útiles para el desarrollo del país.
*(Ideuca),
Educador, Investigador.
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