lunes, 27 de enero de 2014

Partiipar en Educación, tarea de todos. Ver referencia en Twitter.



Participar en la Educación, tarea de todos

Rafael Lucio Gil   IDEUCA

La sociedad siempre ha expresado interés por participar en la educación. La historia de nuestra educación se ha debatido entre la contradicción de la imposición y la participación. Mientras en los años 80´ se abrieron múltiples canales de participación, como por ejemplo la Gran Cruzada de Alfabetización, en la que todo el pueblo participó, la década de los 90’ significó una ruptura con el desborde anterior. A partir del 2000-2001 el Plan Nacional de Educación y en el 2005-2006 el Foro Nacional de Educación, se constituyeron en dos plataformas profundamente relevantes, en las que representantes sociales, institucionales y sindicales hicieron saber al país  una propuesta educativa altamente legitimada, que no hubiera sido posible sin el respaldo social e institucional de amplios y diversos sectores sociales e institucionales.

Si bien la demanda de participación siempre ha estado latente, diversos factores subjetivos han obstaculizado la participación, ubicando su punto de equilibrio en la apertura que tengan las administraciones educativas, para comprender que la educación es tarea de todos, y que si bien el Ministerio de Educación es el inmediatamente responsable de su dirección y ejecución, no es posible que sólo pueda realizar esta función estratégica, sin articular esfuerzos con las instituciones públicas y privadas y los organismos de sociedad civil que pueden aportar gran riqueza a la educación formal, como fruto de su experiencia de acompañamiento a sectores sociales vulnerables que no han tenido acceso a la educación formal.

Estamos convencidos que educación ocupa el lugar estratégico por excelencia para el desarrollo del país, y es el mejor patrimonio con que cuenta la nación y la sociedad, por cuanto en ella se prefigura y orienta la construcción de las personas como seres humanos únicos, irrepetibles y críticos, pero también como seres sociales, como ciudadanos con mirada renovada hacia lo que significa reconstruir el país desde los valores y capacidades que aporte la educación. Es la educación, por tanto, el centro de interés de toda la población, por lo que requiere trascender visiones parciales y enriquecerlas con visiones compartidas de toda la sociedad.

En el mundo global son notables los esfuerzos y declaraciones al respecto. Las Cumbres Mundiales de Educación y Declaraciones de Jefes de Estado resultan ampliamente coincidentes, en tanto ven la educación como un punto de encuentro, un lugar de concertación, y un espacio para hacer de la democracia participativa una realidad. Las sociedades, en sus diversas manifestaciones, cada día más han adoptado la cultura de la participación democrática sin exclusión alguna, como condición necesaria para avanzar en la transformación de su educación.

Ha sido común en la historia educativa, que el diálogo y el debate tienda a realizarse entre núcleos de personas que presentan el mismo sello político-ideológico. Pero es de suponer que el país ha superado estos obstáculos, y que la apertura al respecto pueda ser mayor aún que la que se dio en los procesos del Plan Nacional de Educación y el Foro Nacional de Educación. Por ello es importante apostar al debate sincero y amplio en la búsqueda de nuevas ideas educativas que respondan a la realidad y desafíos educativos del país, con la mejor disposición a concertar un proyecto educativo nacional.
La educación tiene prisa, las demandas y proyectos para el desarrollo del país son abundantes, y la brecha que se presentan entre la educación que tenemos y la que el desarrollo del país demandaría es muy amplia.

A estas alturas ya el país cuenta con un amplio acervo de experiencias de participación social que han dado frutos importantes.  Esta experiencia pone de manifiesto que, tanto en cuanto nos atrevamos a encontrar puntos de equilibrio en un debate educativo amplio, diverso, libre y sin temor alguno a disentir, pero con argumentos asertivos y propositivos, las políticas educativas y su concreción en metas efectivas, contarán con mayor apoyo, iniciativa y compromiso de parte de todos los sectores, para aupar y relevar las transformaciones educativas, logrando que las mismas tengan la sostenibilidad que el país necesita. Todos estamos llamados y urgidos a hacer posible la educación que queremos y necesitamos como país, por lo que participar en este proceso de concertación es un derecho y también un deber ciudadano.

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