martes, 28 de enero de 2014

Los Imperativos de la Calidad Educativa



Los Imperativos de la Calidad Educativa

Rafael Lucio Gil    Ph. D.  IDEUCA

La educación nicaragüense, en estos últimos tres años, ha llevado a cabo procesos que deberían contribuir a mejorar su calidad. El Ministerio de Educación ha querido enviar a la sociedad un mensaje orientado a promover la calidad. No obstante, la brecha entre las intenciones y la realidad es, aún, muy profunda.

A pesar de tales esfuerzos, la calidad de la educación nicaragüense continúa siendo cuestionada, aún cuando las administraciones de la educación han procurado emitir políticas, generalmente éstas poco han tenido que ver con la calidad en la práctica, por cuanto en su despliegue no han tenido efectividad alguna. La segunda política educativa emitida a partir del 2007, está referida a lograr una “Mejor Educación”. En estos tres años se han realizado esfuerzos para hacer de la calidad un eje del quehacer educativo, pero han sido muy escasos los resultados.

El horizonte de la calidad educativa, en las últimas décadas, se ha abierto notablemente en los países, siendo sus principales atributos la pertinencia y relevancia de los contenidos, métodos y aprendizajes que se logran. La calidad suele asociarse a procesos y a resultados del desarrollo educativo, que se concretan en aprendizajes relevantes y significativos en un desarrollo personal integral y social de los estudiantes. Finalmente, la calidad de la educación debiera manifestarse en que las personas sean de calidad.

La calidad suele ser vista desde cinco ángulos complementarios: como valor intrínseco de una acción, proceso o institución; como eficiencia de un proceso o de una organización; como pertinencia social de los productos que provee la educación; y como valor cultural, político y social de la educación. Cuando la calidad no se sustenta desde esta visión integral, se demerita y reduce su contenido. En suma, la calidad de la educación es un concepto pluridimensional que ha de comprender todas las funciones y actividades educativas, tanto en sus procesos como en sus resultados.

En términos más concretos, la calidad se refiere al desarrollo integral y diverso de la persona, al fortalecimiento de su actitud crítica frente al dogmatismo y lo absoluto; al rechazo al conocimiento memorístico y valoración de la creatividad y capacidad para adaptarse a lo nuevo; y a una nueva actitud y conceptualización de espacios, tiempos y formas de organización de la educación. Esta se concreta en los conocimientos, capacidades, actitudes y valores necesarios para que las personas sobrevivan, mejoren su calidad de vida, se transformen y transformen su medio y sigan aprendiendo.

En la Declaración de Quinto (1991) ya los Ministro de Educación aclaraban algunas pautas para comprender la importancia de generar procesos de calidad: impulsar procesos de profesionalización docente y promover transformaciones curriculares, con el propósito que se satisfagan las necesidades educativas básicas del individuo y la sociedad, posibiliten acceso a la información, y permitan pensar y expresarse con claridad, fortaleciendo capacidades para: resolver problemas, analizar críticamente la realidad, vincularse activa y solidariamente con los demás, proteger y mejorar el medio ambiente, el patrimonio cultural y sus propias condiciones de vida. Posteriormente en 1993, también los Ministros de la Región(PROMEDLAC V) cifraban la calidad en la adquisición de conocimientos, competencias, actitudes y valores referidos a la equidad de género, derechos de niños y niñas y otros derechos humanos, la paz, la democracia, la tolerancia, al desarrollo sustentable, científico y tecnológico, a la familia, la salud y el cuido del medio ambiente.

En suma nos encontramos ante un concepto complejo, relativo y situado que es difícil sirva a todos los países, a todas las generaciones y a todos los modelos de sociedad.  Cada país, de acuerdo con sus requerimientos y expectativas socio-educativas concibe su ideal educativo y las normas y funciones que deben jugar los agentes y actores educativos para asegurarla.

El Modelo de Calidad de nuestra institución educativa ha querido ser ese referente propiciador de procesos de calidad, creando algunas condiciones estructurales favorecedoras de procesos de calidad, al propiciar interacciones pedagógicas enriquecedoras entre los núcleos educativos, sus escuelas bases, escuelas vecinas y todos ellos con las Escuelas Normales. No obstante, aún están a la espera múltiples mejoras en la calidad de nuestros centros educativos y de sus resultados.

Los Talleres de Evaluación, Planificación y Capacitación, TEPCES, han querido ser un espacio de generación de procesos de calidad para los maestros, actores fundamentales en estos procesos. No obstante, para hacerlos realmente efectivos, es preciso reconceptualizarlos, reorganizarlos y redirigirlos, centrando todos los esfuerzos en orientarlos a mejorar la calidad de los aprendizajes, superando el mecanicismo y pragmatismo reduccionista que los ha envuelto y su enfoque a la enseñanza y no al aprendizaje, tomando en cuenta que el país y sus educandos obedecen a entornos culturales diversos, no únicos, y que los procesos de enseñar-aprender-evaluar, en consecuencia, no deben obedecer a la uniformidad sino a la unidad en la diversidad.

La Estrategia Nacional de Educación, ciertamente, se propone en cortos tiempos, grandes y complejas intencionalidades muy difíciles de cumplir si no se operan decisiones colaterales claves. Su deseada efectividad descansará, al menos, fundamentalmente, en cuatro claves indispensables: liderazgo de la institución educativa, amplia participación de todos los sectores sociales y capacidad de organización; motivación para activar valores de solidaridad y compromiso; y disponibilidad de recursos económicos suficientes. El sustrato, no visibilizado aún en la Estrategia, es la calidad. Cualquiera de las difíciles metas que formula, además de los ingredientes dichos, no serán tales si no se cumplen con la calidad que el país requiere, porque la equidad reclama calidad y la calidad exige de la equidad.






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