Rafael Lucio Gil *
Todos
estamos preocupados por el bajo desempeño que los estudiantes tienen en el
aprendizaje de las matemáticas. Los exámenes de ingreso a la universidad son
una evidencia. Las pruebas TERCE, realizadas por el Laboratorio de Calidad de
la Educación (Unesco, Oreal, Santiago de Chile), también lo evidencian.
El tema
está asociado a la calidad del aprendizaje de la lectura comprensiva. Es claro
que la enseñanza de la lectura padece también graves problemas. Prioriza la
fluidez, pero sin comprensión de lo que se lee. Incluso algunas experiencias
innovadoras de organismos especializados también lo evidencian.
El primer
problema que se puede identificar en cómo se enseña y aprende la matemática, es
que ni los docentes la enseñan enfocándose en su comprensión, ni los
estudiantes la acaban comprendiendo; los profesores privilegian la explicación
de algoritmos basados en aprender etapas o pasos en la resolución de problemas,
sin dar lugar a lo más importante: su comprensión; más que problemas, acaban
siendo meros ejercicios mecánicos que para resolverlos, solo deben memorizar
pasos, ecuaciones, o procedimientos. Ello explica que para la mayoría de
estudiantes, este aprendizaje acabe siendo mecánico, memorístico, sin
comprensión, derivando en aburrimiento y sentimiento de complejidad e
incapacidad aprendida.
Autores
prestigiados en didáctica moderna de la matemática, coinciden en que es
necesario cambiar esta cultura algorítmica extendida, y proponen un cambio de
paradigma. Al respecto el autor George Polya, desde los años 60 ya emprendió
esta discusión.
Nos
enfrentamos a dos paradigmas de formación docente y, por ende, de
enseñanza-aprendizaje-evaluación. El paradigma algorítmico apuesta a enseñar y
aprender pasos metodológicos para resolver cualquier problema. Así, los
maestros enseñan los casos de factorización en álgebra como pasos
metodológicos, de forma que el estudiante los logra aplicar mecánicamente sin
comprender absolutamente nada de lo que hace. Tal paradigma está fuertemente
asentado y es muy resistente al cambio. Se ha constituido en una representación
social, cultural y mental en maestros, estudiantes y padres de familia.
Esto
explica que cuando los jóvenes que participan en Olimpíadas Internacionales, a
su regreso reconocen que los problemas que se les plantean no tienen solución
algorítmica, sino que demandan un pensamiento creativo, lógico y argumentativo,
cuestionador, en suma, heurístico.
Ello nos
lleva a la segunda perspectiva --el paradigma heurístico-- según el cual, lo
más importante no es aplicar pasos, si bien será necesario seguir un orden
lógico. Lo esencial es que, tanto quien enseña, como quien aprende, logren
formular un plan de resolución, comenzando por hacerse una representación
mental (comprensión con significado) del problema y, a partir de ello, tomando
en cuenta los datos, elaborar una estrategia de resolución formulando un
conjunto de preguntas, a fin de identificar estrategias de resolución por
partes. Por ello es tan importante “enseñar preguntado, para que aprendan
preguntándose”.
Es claro,
asimismo, hasta qué punto el modelo de enseñanza eficientista ha marcado los
métodos de enseñanza, privilegiando respuestas rápidas, y no el pensamiento
reflexivo y heurístico que, como es obvio, requiere de más tiempo, pero es de
más calidad.
Este
énfasis en el viejo paradigma de enseñanza de la matemática ha llegado a
devaluar el rol de la resolución de problemas en el aprendizaje, acabando por
convertirlos en meros ejercicios que no desarrollan capacidad alguna. Desde el
nuevo paradigma, por el contrario, lo fundamental será avanzar en la resolución
de auténticos problemas, desde una modelo de razonamiento heurístico, ya no
algorítmico.
Este
paradigma mecanicista también convive asociado con una perspectiva
academicista, artificial. Si se revisara la mayoría de libros de texto,
clásicos y modernos, podríamos observar que los problemas que formulan son
ajenos al país y contextos cotidianos que viven los estudiantes, en los que
tendrán que aplicar los aprendizajes matemáticos.
Un
principio moderno de la didáctica establece que lo que se enseña en situaciones
artificiales, desvinculadas de la realidad cotidiana de los estudiantes, no se
logrará transferir al contexto cotidiano, lo que explica que gran parte de lo
que se aprende en el aula no se sepa utilizar para resolver problemas reales y
cotidianos en su medio social.
Necesitamos
un cambio de perspectiva en la formación de profesores de matemáticas, lo que
abonará a un aprendizaje comprensivo de la misma.
*PhD.
Director del Ideuca y coordinador del Doctorado en Ciencias Sociales y Humanas.
01 noviembre de 2015
No hay comentarios.:
Publicar un comentario